SISTEMA DIGESTIVO

Diferencias entre prebióticos y probióticos

recomendación de prebióticos y probióticos
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recomendación de prebióticos y probióticos

Cada vez es más frecuente la recomendación, e incluso prescripción, de prebióticos y probióticos, especialmente en casos que impliquen un exceso de antibióticos o déficits alimenticios.  En realidad, lo ideal es el consumo combinado de ambos, puesto que los componentes prebióticos tienen la capacidad de ayudar a los probióticos a una mejor realización de sus funciones.  A continuación, explicamos qué es cada uno, la diferencia entre ambos y por qué son ampliamente beneficiosos para la salud.

Prebióticos¹

Entendemos por prebióticos aquellos ingredientes de los alimentos que, aunque no son digeribles, provocan efectos beneficiosos al ser ingeridos. Los prebióticos actúan sobre el hospedador estimulando la actividad metabólica de determinadas bacterias en el colon y/o estimulando su crecimiento. Al no poder ser digeridos en el tracto superior del aparato digestivo, la microbiota del colon los utiliza para transformarlos en ácido láctico, entre otros ácidos orgánicos, para estimular la proliferación de determinadas bacterias y bifidobacterias. El consumo de prebióticos ayuda, por lo tanto, a mantener unos niveles adecuados de microorganismos en la flora intestinal. Una buena flora intestinal reduce el riesgo de:

  • Sufrir diarreas como consecuencia de una infección intestinal, ya que es menos probable contraer estas infecciones.
  • Caer en problemas de sobrepeso y obesidad
  • Padecer enfermedades como el cáncer de colon².

Probióticos

El concepto de los probióticos es algo complejo y cuya concepción ha ido cambiando en los años conforme se han ido descubriendo más cosas sobre estos microorganismos. A día de hoy, sabemos que sus beneficios son más amplios, aplicables a las personas, y que hay gran cantidad de estudios en profundidad que prueban cómo la cantidad adecuada de estos microorganismos vivos pueden conferir un beneficio en la salud del huésped que los acoge³,⁴. Los probióticos pueden provenir de cualquier componente de la microbiota de ocupación. Todos tienen la capacidad potencial de provocar un beneficio sobre el conjunto, por lo que cualquiera de ellos puede resultar positivo. Sin embargo la realidad es que, en su mayoría, se concentran en los lactobacilos y las bifidobacterias. La razón principal para que esto suceda es que los dos tipos reúnen las características de ser inocuos en prácticamente cualquier circunstancia y de mostrar una mejor adaptación y adherencia a las condiciones existentes. También es importante el hecho de que ambos son capaces de generar sustancias antimicrobianas y, por otra parte, la ausencia de resistencias transmisibles a antibióticos⁴. Es relevante determinar que todos los probióticos se identifican en base a género, especie, subespecie y cepa. Sin entrar en materia concreta sobre la nomenclatura que reciben de acuerdo a estas características, estos datos nos sirven para conocer, gracias a su designación internacional, la información particular de cada organismo probiótico.  De esta manera podemos saber cuáles son los beneficios de cada cepa en función de los estudios existentes. Por ejemplo, existen cepas concretas con propiedades que pueden explicar determinadas actividades neurológicas, inmunológicas o antimicrobianas; aunque algunos estudios muestran que es probable que diferentes cepas, especies y géneros compartan ciertos mecanismos similares o iguales en su actividad, por lo que es posible que algunos de beneficios más extendidos de los probióticos provengan de algunos de los tipos más estudiados³. Los ensayos clínicos realizados certifican que las propiedades identificadas en laboratorio se cumplen tras su administración, y han dado lugar a tres categorías en función de los efectos con mayor evidencia científica⁴:

  • Disminución e incluso reversión de síntomas relacionados con una mala digestión. Por ejemplo, en el caso de la intolerancia a la lactosa, existen evidencias de cómo los lactobacilos son capaces de degradarla y cortar así el proceso por el que llega sin digerir al intestino grueso, que es cuando tienen lugar los síntomas.
  • El organismo probiótico ocupa las superficies mucosas que hayan quedado desiertas en la microbiota. Supone, por lo tanto, una ayuda para la recolonización de zonas en las que la microbiota residente haya sido eliminada por una u otra causa. De esta manera, se posibilita la reducción y el cese de situaciones de diarrea por rotavirus o antivirus; así como la prevención de recidivas de vaginosis y de vaginitis mediada por lactobacilos probióticos.
  • Los estudios más recientes también han demostrado con evidencias fuera de duda que los probióticos también son útiles en la prevención de la mastitis durante la lactancia materna. Los lactobacilos tienen la propiedad de colonizar los conductos galactóforos, impidiendo el establecimiento de los organismos patógenos que pudieran asentarse aprovechando la humedad derivada de la secreción de leche.

Aunque aún no haya tantas evidencias científicas como en los casos anteriores, ya empieza a existir una base bastante sólida de estudios que indican que los microorganismos probióticos podrían ser beneficiosos en cuestiones como la enfermedad inflamatoria intestinal y la colitis pseudomembranosa.

Vitanatur Symbiotics G

Vitanatur Symbiotics G es un complemento alimenticio que cuenta con una fórmula innovadora que no solo aporta probióticos (10 cepas bacterianas), sino también prebióticos y vitaminas del grupo B*. *Los probióticos llegan al intestino acompañados de aquellas sustancias que ayudan a su  mantenimiento normal. La vitamina B2 contribuye al mantenimiento de las mucosas en condiciones normales. ¹Marquina, D., & Santos, A. (2001). Probióticos, prebióticos y salud. Actualidad SEM, 32, 24-27. http://crinoidea.semicrobiologia.org/pdf/actualidad/SEM32_24.pdf ² Roberfroid, M. B. (2000). Concepts and strategy of functional food science: the European perspective. The American journal of clinical nutrition, 71(6), 1660S-1664S. https://academic.oup.com/ajcn/article/71/6/1660S/4729616 ³ Guarner, F., Sanders, M. E., Eliakim, R., Fedorak, R., Gangl, A., Garisch, J., … & De Paula, J. A. (2017). Probióticos Prebióticos. Guía Mundial de la World Gastroenterology Organization.(WGO). Milkaukee, EE. UU.: WGO. https://www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/probiotics-and-prebiotics-spanish-2017.pdf ⁴ Suárez, J. E. (2013). Microbiota autóctona, probióticos y prebióticos. Nutrición Hospitalaria, 28, 38-41. http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112013000700009&script=sci_arttext&tlng=en